Más de 200 ciudadanos con problemas de salud y sin dinero quedaron aislados dentro de Perú. No pueden acercarse a Lima o Cusco, y esperan un vuelo de repatriación. El presidente Alberto Fernández les envió un audio.
Las que eran vacaciones soñadas para un grupo de argentinos se convirtieron en un calvario con el comienzo del aislamiento social y la inmovilización obligatoria que rige en Perú desde el 15 de marzo. El toque de queda se aplicó desde las 16 en el norte del país, donde más de 200 argentinos ya no pudieron salir de ahí.
Anabella y su novio Santiago llegaron a Perú el 6 de marzo con vuelo de regreso a Argentina para el 17. Sin embargo, alertados por la medida tomada por el presidente peruano Martín Vizcarra en medio de la pandemia de coronavirus, el 15 decidieron acercarse al aeropuerto de Talara para cambiar su viaje, pero ya era tarde. Todo estaba cerrado. Nadie los atendía. Hace 29 días que están varados a la espera de un vuelo de repatriación.
Santiago y Anabella cuando pasaban sus vacaciones en Máncora antes del aislamiento
Santiago y Anabella cuando pasaban sus vacaciones en Máncora antes del aislamiento
La esperanza llegó el sábado 4 de abril mediante una comunicación directa con el presidente Alberto Fernández. Enterado de la situación, les envió un audio: “ Hola Anabella, ya hablé con el consulado. Necesito que me mandes el lugar exacto donde están, qué personas son, cuántos son, quién necesita medicamentos y qué problemas tienen para ver cómo lo resolvemos. Pasame esos datos que yo me estoy ocupando”.
A los dos días tenían listo un vuelo desde Perú. Sin embargo, Cancillería les dio prioridad a los argentinos varados en Ecuador, cuya situación consideraron más vulnerable.
La realidad en el norte de Perú para los argentinos varados no dista de la de Ecuador. Desde El Ñure, donde están alojados en una casa, Anabella contó a minutouno.com cómo es el día a día: “Acá la infraestructura sanitaria es muy precaria, no hay hospitales, solo una sala de emergencia. Hay gente que quedó viviendo en la calle”.
Además, agregó que “los controles por parte de la policía y militares son muy estrictos por el toque de queda, entran a los hostels armados y mandan a la gente dormir mientras están cenando porque no quieren aglomeración de personas. Los dueños tienen que explicarles que no nos pueden dejar en la calle”.
Una situación similar vivieron otros 18 argentinos varados en Iquitos, la ciudad más importante de la amazonia de Perú y lugar que describieron como “una de las zonas más riesgosas debido a las enfermedades que circulan, como paludismo, malaria, dengue, fiebre amarilla, sumado al precario sistema de salud”. Quince de ellos se encontraban allí desde el 3 de marzo realizando un largometraje.
“Los hoteles de Perú están cerrando y los recursos que tienen son escasos para poder sobrevivir”, señalaron. Por otro lado, “debido a la tasa alta de contagios, el gobierno peruano está pensando en aislar la zona por 3 meses”, explicaron los varados en Iquitos en un comunicado difundido en las redes sociales. Finalmente, fueron repatriados este martes en un vuelo a Ezeiza.
El principal problema era y es la falta de acceso al salvoconducto que les permitiría acercarse a grandes ciudades como Lima o Cusco, desde donde sí parten aviones Hércules enviados por la Embajada con destino al aeropuerto de El Palomar.
“Las rutas entre los pueblos están cortadas”, alertó Anabella.” Somos más de 200 personas en el el norte entre la zona costera y las ciudades de Trujillo, Chimbote, Cajamarca y Chiclayo. Sin el salvoconducto no se puede circular y son muy estrictos, aún más con los extranjeros. El pueblo más cercano –Los órganos- está a 10 kilómetros y no tenemos registro ni vehículo. Tratamos de gestionar el permiso mediante la Embajada pero nunca nos respondieron”.
Anabella y Santiago ni siquiera salen para comprar alimentos. En su caso, lo hace el dueño de la casa donde se alojan, una vez por semana. A falta de efectivo, pagan con tarjetas de crédito: “No nos pueden hacer llegar dinero porque los cajeros o no funcionan o no tienen plata, y hace rato nos quedamos sin efectivo. El resumen de la tarjeta nos sorprendió con el 30% del dólar turista incluido”.
Hasta el momento, relató la joven, el resto de los argentinos varados no recibió ayuda desde la embajada en cuanto a brindarles alojamiento, medicación, alimentos o apoyo económico para sobrevivir. En el caso de Anabella, que tiene extirpada la glándula tiroidea, tras su comunicación con Alberto Fernández sí le enviaron la medicación que debe tomar de forma diaria: “La tuve que pagar pero al menos tengo esa posibilidad”.
“Una señora que es diabética se descompensó en una salita y no tenían los insumos para tratarla. Hay faltante de alimentos, medicación, alojamientos, hay gente durmiendo en Iglesias”, describió a este portal.
En ese sentido, confesó que la comunicación con el Presidente les brindó “tranquilidad” ante una situación de total desconcierto. “Nos tranquiliza bastante porque sé que lo está gestionando. Inmediatamente se comunicaron de Cancillería, pero quedamos desconfiados desde que cancelaron el vuelo del lunes”, remarcó.
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